lunes, 30 de noviembre de 2009

ME PLANTO 15/09/09

Después de la tormenta me sentí muy frustrada e incomprendida y perdí la inspiración… Me dejé llevar por ese ser lo que se supone que debo ser, una mujer seria de 29 años que se debe a su trabajo y a su día a día. Pero no. Puedo aparentar el papel que queráis, pero yo a lo que realmente me debo es a mis sueños… y aquí estoy.

El tiempo ha ido cambiando mi perspectiva, las cosas no son lo que parecían… tú no eras quien creía, y yo tampoco. He descubierto en uno la soberbia, la conveniencia, la frialdad, el cinismo… el desamor por encima de las utopías y los sueños. En la otra a alguien bastante más fuerte de lo esperado, a alguien más paciente, paciencia ésta a la que el destino siempre me empuja y me obliga, haga lo que haga, sienta lo que sienta o piense lo que piense. Siempre. Asquerosa paciencia.

He creado un mundo nuevo, un mundo de cartón, de mentira, donde yo misma me he colocado en un escenario dispuesta a interpretar una obra de teatro que no me apetece hacer. Si las cosas fueran justas, tendrías la oportunidad de jugar la partida como quieres o poder tirar la baraja. Pero las cosas no son tan sencillas. La vida te reparte las cartas una vez, y si las llevas malas, te tienes que joder y jugar toda la partida a pesar de saber que la estás perdiendo desde el minuto uno. Llega un punto en que se trata de jugar a perder, pero con la mayor dignidad posible… irónico ésto porque yo nunca he soportado a los perdedores…

Y aquí sigo. Levantándome cuando me caigo. Aprendiendo, pensando, volviendo a aprender y respirando. Sólo se trata de eso, de respirar.

Es momento de que te vayas. Una parte tuya se fue hace mucho y voy a dejar que te vayas del todo. Tu, con tu boca, con tus manos, con tus ojitos de tortuga, con tus chistes y bromas, con tu conversación repleta de sabiduría, con tu piel, con tu sabor, con tus fantasías y noches eternas, con tus costumbres y manías, con tus historias para todo, con tu cultura e inteligencia arrolladora. También con tu tiranía, con tus mentiras, con tus desaires, sinsabores, hipocresías, conveniencias y timos.

Permíteme que te robe tu frase típica, para decirte que esta vez soy yo la que me planto.

ALMA EN LLAMAS...

La rabia me embargaba, me comía las entrañas. Nunca estabas, nunca. Me prometías el cielo y no me dabas ni oxígeno para respirar. Necesitaba una tregua, ganar una batalla contra tí, sólo una. Todo era mentira, tú eras una burda mentira que ni te esforzabas en disimular. Él no era más verdad que tu, pero al menos no me engañó. No creí ni una de las palabras que me dijo, pero no hacía falta, necesitaba escucharlo aunque fuera mentira y aunque no salieran del tesoro de tu boca.

Me desnudó lentamente mientras yo cerraba los ojos intentando apartar tus ojos de mi mente, me acarició con suave tortura notando la sensación que producía su tacto en mi piel, un tacto que no era el tuyo... un olor que no era el tuyo. Su lengua buscaba la mía, y terminó encontrándola, se dejó seducir consciente de que aquello no me hacía más feliz pero al menos, tristemente, reconfortaba encontrar por fin el calor que tu no me dabas, ése que no querías darme y que reservabas para alguien después. En ningún momento pude mirarle a los ojos y cuando formó parte de mí no pude sino girar la cara, avergonzada ante mí, ante él y ante ti. ¿Qué pensarías tu? ¿Importaba?¿Te importaba acaso algo que tuviera que ver con mi persona? No. Daba igual, todo daba igual. A ti, tan fuerte e inalcanzable, tan invulnerable, nada de lo que yo pudiera hacer, pensar o decir te importaba, porque básicamente yo no te importaba tampoco. Todo estaba perdido desde el primer momento, era así de amargo. Mi alma ya estaba vendida al diablo, era un hecho. Dejé de ser una persona para pasar a ser sencillamente un cuerpo, un trozo de carne sin vida, aunque mi corazón latiera. Mi alma ya no valía nada. La podía vender, prestar, cambiar o alquilar por un rato… No importaba… a mí ya me daba igual lo que hicieras con ella desde el mismo momento en que quise regalártela y tu la rechazaste.

LUNES DE INCÓGNITO... 10/12/08

Si hay algo peor que un lunes, es un martes disfrazado de lunes...

Tras un mal día, decidí volver al hospital de nuevo. Todo fue ver la carita de Isabela a última hora de la tarde, y el estrés desapareció. Sólo mirarla pausa, calma, relaja. La mami afortunadamente se recupera bien aunque jorobada con las molestias lógicas. Pero se les ve a los dos, a ella y a su marido, muy felices. Y a la peque también, ¡esa sí que está a gusto!!... tetita, dormir, calorcito de mamá...

La otra vez la pude coger sólo unos segundos, pero hoy he tenido ocasión de tenerla más tiempo en los brazos... y me sigue pareciendo mentira que en dos kilos y medio, quepa una vida. Que ese cuerpecito tan chiquitín albergue a una futura mujer o que yo misma, que también nací creo que con poco más peso, alguna vez fuera así de pequeña e indefensa. Le he observado el pelito, las cejitas, la piel arrugadita, tiene los pies y las manos grandes!...y unas mini uñitas súper tiernas. Me agarraba el dedo. El olor a bebé da felicidad, da paz. Llena. A mí me llena.

¡Isa ya tiene cara de mamá! ¡Dios mío, que responsabilidad!. Debe ser grave eso de saberse trampolín para otra persona. De la diligente actitud de sus padres depende todo lo que rodee a la peque a lo largo de su existencia...ufff, escalofríos me entran. Debe ser difícil llevarte a casa a un bebé como si de un paquete bomba se tratara, sin saber muy bien cómo funciona, jajaja. Cuando le comento estas inquietudes a mi madre, la pobre siempre me mira con cara de ternura y me dice que el instinto te guía. El instinto, uff. Qué fuerte me parece que sea todo tan animal .
Quien me conoce sabe perfectamente el concepto que tengo del tema y conoce mis planes para mmmm... 2010 quizás, si mi situación es la misma y siento que es el momento. Apúntatelo en el calendario, moreno. Lo prometiste.

Ainssssss. Este devenir de complicada existencia que tengo me está matando...jejeje. Por los pasillos del hospital, jóvenes papás dando las noticias de los nacimientos de sus bebés , -ha sido niño niño!- decía uno de ellos pletórico por teléfono. Al salir hacía frío y chispeaba. Casi nadie por la calle. No saqué el paraguas porque prefería que las leves gotitas me cayeran encima. Hay veces que, como esta noche, pasearía y pasearía, dejando que el frío golpeara mi cara mientras divago en mis pensamientos. Andaba con la mirada clavada en el suelo. Noté que alguien me miraba y levanté la vista un poco agitada... uff, sólo una mujer que pasaba. Al girar la cara, leí escrito en un muro, con letra negra desigual, algo digno del "Show de Truman" que te conté ayer: "Lo que yo te puedo dar, no te cabe en los bolsillos". Una vez más el destino se aliaba conmigo. El corazón me empezó a latir fuerte.

Seguí andando. Olía a quemado. La navidad me mata. A ratos pensaba en mí. A ratos pensaba en tí. A ratos pensaba en que un día no tan lejano hubo un nosotros. En lo cruel que es tenerte tan cerca como para poder tocarte y tan lejos como para no poder conseguir que sueñes conmigo por más que lo intente, tan lejos como para que no termines de entender que a mi vida sólo tú le aportas el sentido y la música, para que no barajes siquiera la opción de darme la oportunidad de ser tu niña. Pensé en que realmente nunca la tuve. No me la llegaste a dar, en el fondo nunca me dejaste traspasar tu muro. Quizás no quisiste quererme. Quizás yo quise quererte demasiado. Quizás el destino nos tenga algo preparado. Quizás no. De hecho, probablemente no. Quizás piensas hasta que soy ridícula... hasta quizás yo lo piense, no te culpo. Quizás debería tirar la toalla. Sólo quizás. Pero mientras me quede la esperanza, la leve probabilidad de que un quizás no es rotundo, aquí seguiré capeando el temporal y las noches de nostalgia de navidad en las que me faltas tanto, porque quizás, sólo quizás, algún día vengas a buscarme.

FANTASÍA Y REALIDAD 09/12/08

La vida en general tiene una parte importante de realidad y otra de fantasía. La mía no iba a ser menos. A veces me creo tan importante como para que todo gire en torno a mí, algo así en plan "El show de Truman". Otras veces, en cambio, me siento absolutamente insignificante entre la masa de gente, cuando pienso en que todas y cada una de las personas que me cruzo tienen su vida, su camino, su historia particular. Me gusta observar a la gente por la calle. Me gusta pensar que quizás me observen a mí también, y a veces me pregunto qué verán. Es curioso como se vé a las personas dependiendo del momento o del rol que desempeñen en la vida de alguien. Hay quien me vé mona, hay quien me vé del montón, quien me vé fuerte y segura, quien me vé débil y sensible, quien me vé atrevida, quien no me vé directamente, quien me vé pero no me mira y está la gran mayoría... que me mira pero no me vé.

Fantasía y/o realidad?

En ocasiones pienso en cuántas "yo" hay en mí misma. Y mi blog no es más que otra parte de mí, donde expreso lo que siento por encima de apariencias y de excusas estúpidas de tardes ocupadas para protegerme de la cruel realidad. Entiéndelo, no puedo estar a tu lado si no puedo acercarme a tí, si no puedo besarte o acariciarte...tenerte cerca y hacerlo, para mí, es mi estado natural. Ésa es mi única verdad. Dime en cambio que podré y cronometra el tiempo que tardo en llegar a dónde tu quieras, rétame, ponme a prueba, dime sólo un lugar del mundo. Pero no pretendas tomarte un café conmigo para decirme eso que ya sé y que me duele tanto, e irte a tu casa, te lo ruego. No hace falta que te apiades de mí porque no me estoy muriendo, sólo estoy enamorada. Sólo eso. No sufras, se me terminará pasando, tarde o temprano. No hace falta que me digas nada porque soy absolutamente consciente por muy kamikaze que te parezca por, en cambio, darte tanto en este rinconcito mío. Simplemente yo aquí puedo ser yo y hablarte de lo quiera. Al fin y al cabo, siempre me quedará decir que no es más que literatura a pesar de ser mi mundo paralelo, ya que en el tuyo real no estoy legitimada para participar. Aquí es tan sencillo como que entres o no entres, que leas o que no leas, nadie te obliga, no te abordo ni te molesto para que me escuches ni para que me des una respuesta. Simplemente siento, y así lo reflejo. Puedes participar o no a tu libre elección. Si no te gusta lo que lees, no vuelvas a abrir la página. Es así de sencillo. Pero mientras me leas, y aunque yo lo niegue hasta el hipotético y lejano día en que vengas a buscarme, déjame que te grite por escrito lo que significas para mí. Déjame hacerlo porque es lo único que me queda. Lo único.

Al igual que con otras personas, a veces también me planteo cómo me verás tú actualmente y cómo me llegaste a ver algún día. Me atormenta pensar que quizás hubo un momento, un instante, un minuto en tu vida, en el que realmente sentiste por mí con el alma. Daría cualquier cosa, cualquiera, por volver a él. No sé, no logro comprender, lo que hice mal. No sé en qué punto dejó de gustarte compartir conmigo, en qué punto empezaste a ver como a una amiga a alguien con quien has vivido tantos momentos especiales y has compartido tantos días y tantas noches. Me tortura pensar que quizás fue por culpa de mi falta de paciencia. Y lo estoy pagando caro teniendo que tener ahora la suficiente como para esperarte toda una vida... y lo que es peor, sin que nada me haga presagiar en absoluto que obtendré nunca mi recompensa. Pero merece la pena, por la sencilla razón de que todo lo que tenga que ver contigo la merece. Sólo hacerte dudar la merecería. Sólo que pienses alguna vez en mí, me merece la espera.

Si pudiera dar marcha atrás en el tiempo...si estuviera en mi mano volver al minuto uno...te aseguro que no sé cómo lo habría hecho, pero enamorarte habría sido el motor de mi vida. Viviría por y para ello, para quererte, para hacerte feliz, para que siguieras riendo con mis payasadas y con lo patosa que soy. Seguiría sorprendiéndote día a día. Te besaría hasta quedar sin aliento. Te amaría como sólo soy capaz de hacer contigo, con el alma, desde el alma. Te apasionaría, como alguna vez tuve la suerte de hacer, y aún me entran escalofríos al pensarlo. Te contaría todos mis nuevos sueños, mis ilusiones, mis miedos. Haríamos realidad esa entrañable "Lista de Earl" que parece que ya ni te suena, y es que a veces tengo la impresión de que ya no te conozco, de que no recuerdas nada de eso tan mágico que teníamos, es como si se te hubieran borrado de la memoria esos momentos tan especiales que vivimos juntos. Pero si te tuviera conmigo, volvería a darte muchos más. Si te tuviera de nuevo, te pediría los abrazos atrasados que me debes, y contaría sin palabras toda mi verdad a tus ojitos de tortuga. Haríamos cosas nuevas juntos y te llevaría a Roma como te prometí...

Mira, ves? soñar con dar la vuelta atrás en el tiempo forma parte de la fantasía...

Ayer de vuelta a mi casa, pasé, como casi siempre, por tu la tuya. Me pregunté dónde estarías. Suelo hacerlo bastante, suelo pensar en si estarás animado, si habrás comido bien, ¡si estás estudiando! (grgrgrgr). En cambio, por las noches, procuro no pensar donde estarás... Ains, y bueno, anoche me apeteció llamarte e invitarte a ver esa peli que estrenaron el viernes y que tendrás tantas ganas de ver si no lo has hecho ya. De hecho a punto estuve de comprarte las entradas el jueves. Pero una vez más, como cuando pienso en lo absurdo de hacerte otros regalos que no tengo excusa para comprarte, entiendo que no soy quién para hacerlo, que no soy yo a quien has elegido para compartir tus cosas, por mucho que yo comparta contigo cada minuto de mí, desde la distancia.

Anoche volví a hacer el amago de aparcar el coche delante de la farmacia para bajarme y tirarte un pedrusco a la ventana. No encontraría mejor manera de llamar tu atención que gritarte como una posesa todo lo que siento por tí, sin tener en cuenta a tu familia, a tus vecinos y a la gente del bar, ¿¿Qué más dá, si lo que más quiero ya está perdido?? Afortunadamente, entendí a tiempo cuánto te avergonzarías de mí y que me pondrías una orden de alejamiento, jajaja, así que decidí reanudar la marcha. Esas cosas molan, pero sólo en las películas de Meg Ryan, verdad?

Ves? esa es la realidad. La triste realidad. Que si yo lo hiciera, sólo sería una loca romántica absurdamente enamorada de tí. De hecho no hace falta tirar piedras contra tu ventana para parecerlo ya a ojos de alguna gente, basta con hablar pública y abiertamente de mi sentir, aún sin conocer al destinatario. Ellos que sabrán de nosotros... Qué sabrán de mí. Por qué lo ven poco apropiado?. Es tan sencillo y tan complicado a la vez como que soy una mujer que siente, segura como para explicarlo, y que no se avergüenza de ello, entre otras cosas porque no tiene por qué hacerlo. Querer y luchar por lo que se quiere es muy digno... y que no te pese transmitirlo, pese a estar perdiendo la batalla, más.

EN MIS ZAPATOS 08/12/08

Hoy ha sido un día especial. Hoy ha venido al mundo una personita a la que ya esperábamos con los brazos abiertos y que se llama Isabela. Isa, su mamá, es alguien muy importante para mí: es una de mis mejores amigas. Es esa persona que aunque no hables con ella a diario, sabes que está ahí, es aquella que escucha, valora y apoya siempre, sin juzgar, hasta cuando me equivoco. Isa es sinónimo de dulzura, de educación, de saber estar, de amistad. Hoy las emociones me desbordan...me parece mentira que Isabela ya esté aquí, parece que fue ayer cuando su madre me confirmó que estaba embarazada y le regalé un chupete, parece mentira que sea de verdad, de carne, tan chiquitita, tan inocente, tan entrañable, con ese pelito negrito sedoso y ese tacto y olor a vida nueva que sólo los angelitos tienen. Miraba expectante con los ojos muy abiertos el nuevo mundo, se chupaba las mini-manos y a ratos dormía plácidamente inspirando un sosiego y una ternura increíbles. Puede que no sea objetiva, pero a mí se me parece a su mamá, ¡hasta tiene su hoyito en la barbilla!. Desde luego, si es la mitad de bonita que ella por dentro y por fuera, se va a comer el mundo...

Cuando he visto entrar a mi amiga en la habitación, y abrazar a su niña emocionada con ese amor que sólo una mamá que ve la carita de su bebé por primera vez puede transmitir (aún por encima de sentirse como si la hubiera atropellado un camión), un escalofrío me ha recorrido el estómago...y he palpado el instinto, el milagro de la vida. Isabela sabía perfectamente quien era su mamá.

No sé si yo tendré la suerte de llegar a sentir alguna vez ese vínculo irrompible con una personita al segundo de vernos las caras. Pero una vez más, como viene siendo costumbre y como me pasa tantas veces al día, te he echado de menos allí, conmigo, como cuando celebramos la noticia. Y me ha emocionado pensarte, pensarnos. Y me ha herido volver a mis zapatos.

De hecho hoy pienso, que siendo consecuente, quizás esos desengaños que me indignan son sólo el fruto lógico y merecido de una actitud equivocada. Aún no estoy preparada pero me precipito, por la ansiedad de olvidarte, de lograr pasar página, de demostrarme a mí misma que la felicidad del resto de mi vida no está perdida, que puedo llegar a serlo en otros brazos. Pero una vez, y otra, y otra, me tropiezo y me caigo, y herida, vuelvo a tí, de quien en realidad no me separé un sólo segundo. Daría la vida porque la ilusión no tuviera tu nombre. Me engaño cada día, cada mañana intento desde el fondo de mi esperanza cambiar el chip, sonreir al temporal, pero hay días que lo consigo y otros que no. Hoy, como supondrás, es de los segundos.

Y aquí sigo, de pié, tambaleándome pero intentando no caerme, con los ojos cerrados, sin querer mirar. Pasando días. Temiendo a la navidad... dime qué hago yo una navidad sin tí... Sigo soñando abrazarte. Aún lo hago. Por encima de caras de no-pasa-nada. Por encima de no dar ruido alguno en tu vida. Por encima de fingir. Por encima de escribir una y otra vez sobre tí, unas veces añorándote, otras veces odiándote por no añorarme, pero siempre queriéndote y lo sabes. Por encima de saber que sabes y de leer que lees y que obvias casi todo lo que digo, porque sencillamente, no te interesa. No te intereso. Y esa es la cruz que tengo que llevar a cuestas y que no logro despegarme de la piel, el saberme absolutamente accesoria para alguien tan sumamente, básicamente e instintivamente, importante para mí. A veces pienso en qué es eso que debo haber hecho tan mal para que el amor me trate así. Yo necesito tus besos para vivir, tu abrazo, tu apoyo, tu aire, tu risa. Sin tí me estoy ahogando, ¿Es que no lo ves? ¿Es que no te importa?. No, no te importa. Realmente no te importa. Has elegido mi futuro por mí, y la suerte está echada. Me empujas a andar sola por un camino oscuro y tenebroso que me da mucho miedo, y me hiere el saber que no te importa la suerte que corra.

Cuando hablo de tí, alguna de mi gente se llega a emocionar y siempre me dicen que no me preocupe, que tal y como yo siento, el amor tiene que terminar triunfando. Yo siempre les respondo lo mismo: que ya ha triunfado. Ha triunfado el tuyo, pero por alguien que no soy yo.

Puedo comprar lo que quiera, puedo alcanzar todo lo que necesite, puedo conseguir todo lo que me proponga...menos a tí. Precisamente lo que más ansío en esta vida. Estás ahí, puedo verte, puedo rozarte, puedo beberme tus suspiros, puedo intentar acompañarte en los momentos difíciles...pero no encuentro la manera de transmitirte, de hacerte consciente, de que entiendas, de que sientas... todo lo que tú y sólo tú me haces sentir a mí. Sólo tú me inspiras, sólo tu recuerdo me hace sonreir, sólo tú me has puesto miles de veces la piel de gallina. Sólo en tu cuerpo puedo descansar. Sólo duermo si es a tu lado. Sólo dime que puedo hacer para que me dejes volver a sentirlo. Sólo una vez más...

Sólo respóndeme...¿crees que alguien puede llegar a quererte más que yo? ¿crees que alguien sería capaz de entregarte más, de lucharte más, de esperarte más?...Conozco la respuesta, pero sé que no te basta. Nunca basta nada. Tú siempre buscas lo que no tengo, y a mí no me queda más que meterme esas toneladas de amor por tí en el bolsillo y vivir tirando de ese peso, y hacer entradas tan absurdas como ésta. Y lamentablemente, es lo que hay.

21 GRAMOS 26/11/08

Hoy he leído que el alma humana pesa 21 gramos.

Me llama la atención pensar en la obsesión que tenemos de dar explicación a todo lo que ocurre a nuestro alrededor, de buscar definiciones a todos los términos, de querer encasillar y etiquetar cada concepto, de querer controlarlo todo... Creemos que todo lo podemos, que no hay nada nuevo a lo que la ciencia y los hombres no le encuentren explicación. Sigue sorprendiéndome ese afán por medir, pesar, entender o encasillar todos y cada uno de los conceptos, de los infinitos conceptos, que puede albergar el universo.

Supongo que desde un punto de vista científico, esos 21 gramos es el peso que pierde el cuerpo humano entre la vida y la muerte. Y con eso parece bastar para etiquetar el peso del alma...El alma es infinitamente más que eso. Mi alma debe pesar mucho, porque te llevo dentro. A tí y todo nuestro universo. Llevo a toda mi gente, a mi enano, sus ojos, sus pestañitas, su olor, su cara, su voz...hasta sus andares, por siempre. Llevo gente de mi pasado, de mi presente, y a los de mi futuro ya les guardo el sitio...Llevo días mágicos, instantes únicos. Sensaciones irrepetibles. Llevo amor, mucho amor: regalado, que regalo, y por regalar. Llevo muchos besos, mucha pasión, mucho sudor...Llevo sueños y lágrimas. Muchísimas lágrimas también. Llevo fiestas, amigos, momentos inolvidables, viajes, detalles. Ilusión y desilusión. Pesar y nostalgia. Llevo ganas de construir un mundo nuevo, llevo empeño, tenacidad, reconocimiento, sonrisas. Todo eso me llevaré cuando me muera.

Y ahora que me digan que mi alma pesa sólo 21 gramos.

05:28 H 25/11/08

Estábamos frente a mi cocina. Me rozabas el pelo y me decías que ya no había problemas, que podríamos volar juntos para siempre, que de hecho, el problema siquiera existió, que sólo necesitaste tiempo. No atiné más que a asentir y sonreir nerviosa, pero mi corazón rebosaba. Me agarraste la cara con las dos manos, podía olerte y cerré los ojos mientras sentía el calor suave y dulce de tus labios, la humedad de tu boca. Me sentí en casa. Tocaba el cielo y pensaba que acababa de hacer las paces con mi ángel de la guarda y que nunca debí dudar siquiera que finalmente serías para mí. Estabas tan cerca que el corazón me empezó a latir fuerte y sentí como mi alma se relajaba, por fin yo llegaba a mi destino, por fin llegaba, y ya podría descansar para siempre.

Al besarte abrí los ojos buscando los tuyos y sólo ví oscuridad. Sentí latir mis oídos y en unos segundos tomé conciencia. Eran las 05:28 h, y no pude volver a conciliar el sueño.

Maldito subconsciente, maldita lucha, maldito empeño.
Maldito tú por no salir de mi cabeza,
Maldita yo por consentirlo...aunque sea en sueños